sábado, 21 de junio de 2014

una esfera pública comunal…


El intento de desalojo del emblemático centro social okupado barcelonés  ha sido la chispa que ha provocado la reacción solidaria en numerosos barrios y pueblos, no sólo en Catalunya, sino también en ciudades como Donosti, Burgos, Madrid, Se­villa o Valencia. Lugares remotos a los que llegan, sin embargo, las redes de afinidad y los lazos afectivos tejidos a lo largo de 17 años. Han sido muchas las personas y colectivos que se han sentido interpelados porque, de alguna manera, más allá del desalojo y derribo de una casa ‘okupa’, se identifican con el modelo de desarrollo local y comunitario que se está construyendo en Sants. La defensa de los barrios ha encontrado en Can Vies –como espacio físico y relacional autogestionado y rebelde que representa un nodo vital en la red de proyectos locales– un símbolo de la lucha por defender lo común, por proteger un lugar desde donde se practica de manera cotidiana la cooperación social. El barrio de Sants, cuyo nacimiento y desarrollo queda estrechamente vinculado a los grandes vapores de la industria textil de finales del siglo XIX, está situado en la zona sur de la Ciudad Condal. En 1997 se okupó el centro social Can Vies, en pleno auge del negocio inmobiliario. Los jóvenes okupas contaron en el barrio con el apoyo de las dos asociaciones de vecinos más combativas. Se producía así un acercamiento entre diferentes generaciones de activistas del barrio, que encontraban en la denuncia de la especulación la mejora práctica del entorno urbano y la lucha por dotar al barrio de equipamientos municipales y autogestionados, un proyecto común de incidencia en el entorno más inmediato. Desde entonces, la red de colectivos y afinidades que esbozan la Asamblea de Barri de Sants ha ido creciendo, se ha ido dotando de diferentes espacios políticos, sociales y culturales de autonomía. Una comunidad que está vinculada orgánicamente al barrio, el ecosistema social del que brota y donde de­sarrolla numerosos proyectos, y que con los años ha aprendido a diversificar cada vez más áreas de la vida en las que incidir. Can Vies ha visto crecer y formarse al menos cuatro generaciones de activistas, que han encontrado en este espacio una escuela de autonomía, y que más adelante han trasladado los aprendizajes de la autogestión al ámbito de la economía cooperativa. El modelo de desarrollo local del barrio de Sants no es una excepción. Existen otros –muchos– territorios donde las redes locales están echando raíces, generando una nueva esfera de relaciones sociales vinculadas a proyectos comunitarios. De la experiencia destaca en primer lugar la toma de conciencia del enorme valor social que tienen las redes y los equipamientos de gestión comunitaria en la articulación de los barrios. Por otro lado, en los procesos de empoderamiento colectivo que se producen en estos espacios se está gestando y practicando un cambio de actitud en la interlocución con las administraciones. Un cambio de actitud política que pasa por afirmar lo comunal y apostar por la autogestión como alternativa real y legítima a la gestión de lo público.

Elba S. Mansilla
Assemblea Reconstruïm Can Vies
Fuente: Diagonal

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