martes, 31 de enero de 2012

na savi, tejido comunitario...

Zitlaltepec, Guerrero, México. Soy Edith, na savi, así lo decidí cuando mi tata me dijo un día que me sintiera orgullosa de mi origen ñuu savi, que sintiera cómo arde el corazón por el amor a la tierra, a mi pueblito Zitlaltepec, pero sobre todo, porque no somos menos ni más que nadie, simplemente somos mixtecos, con el corazón montañero. En nuestra zona conocida como región de la Montaña, la cuestión de ser indígena sigue representando una situación que nos pone en desventaja, pues aún no se tiene garantizado el acceso a la alimentación, la salud, al empleo y mucho menos a la educación. Esta condición que como pueblos originarios estamos viviendo tiene que ver con una lógica del Estado mexicano de seguirnos excluyendo del proyecto de nación. Aunque sí nos incluye cuando se trata de “folklorizar” nuestras costumbres y tradiciones, comercializar nuestra cultura, o peor aún, cuando se trata de la invasión o apropiación de nuestros territorios. Como jóvenes no estamos aislados de nuestra realidad, la vivimos, la percibimos, la olemos, la pensamos, la soñamos, la tememos y la traspasamos... Es preciso entender las nuevas lógicas y los nuevos retos que se nos pueden presentar para conducir a nuestras comunidades al buen vivir, donde la justicia social sea realizable, palpable y vivible, donde la dignidad que hemos conservado a lo largo de tantos años la sigamos manteniendo como pueblo y la vayamos fortaleciendo. Han sido muchos los factores que han dañado nuestra forma organizativa como pueblos originarios, así que parte del camino es recuperar todo aquello que hemos ido perdiendo por factores externos como el consumismo, la globalización, los medios de comunicación monopólicos, la educación que no tiene nada que ver con el contexto cultural de cada uno de nuestros pueblos, las políticas públicas que no consideran nuestra cosmovisión, nuestras prácticas comunitarias, y mucho menos nuestras estructuras organizativas ni de toma de decisiones. Ahora lo que toca es poner nuestros valores y saberes comunitarios al centro, es decir, que sean la columna que continúe sosteniendo el pensamiento y la vida de nuestros pueblos, que nos permita conducirnos y continuar el camino que ya han marcado nuestros abuelos y abuelas. Es necesario que como indígenas y como jóvenes vayamos descolonizando el pensamiento, la manera de relacionarnos con el mestizo, la forma en que consumimos, la forma en cómo nos concebimos, es decir, descolonizar el modo que por más de 500 años nos han hecho creer. Organizados podemos pasar de la resistencia a la construcción del buen vivir, dando muestras de procesos autónomos que no necesitan del permiso del gobierno para ejercer la justicia, la comunicación, la educación, desde nuestra cosmovisión como pueblos originarios, no desde modelos occidentales que, al menos a nosotros como pueblos indígenas, nos obligan a adecuarnos a un modelo cultural y de pensamiento que no corresponde a nuestro conocimiento.

domingo, 29 de enero de 2012

más necesaria que nunca...

La Red de Renta Básica cumplirá en febrero once años de andadura.
Sus planteamientos están calando en la sociedad y, al contrario de lo que pudiera pensarse en este momento ante la falta de disponibilidad económica entre las administraciones, es «más necesaria que nunca». 
Hablamos de la era de las grandes desigualdades, porque justamente la crisis ha acrecentado más las desigualdades entre una minoría ultra-rica y la inmensa mayoría de la población empobrecida. Políticamente, para los aires que corren, la renta básica es más difícil de poner en práctica, pero es precisamente por eso más necesaria. La situación económica y, por tanto, social que está provocando la crisis está llevando a muchísima gente a la pobreza y a la miseria. La idea de garantizar la existencia material a toda la ciudadanía, dada la situación social actual, al menos entre personas con sensibilidad social, va calando, lo mismo que la idea de que uno no puede ser libre si no tiene la existencia material garantizada. Por eso mismo, un pobre no puede ser libre. Esta concepción va calando y creo que seguirá tomando fuerza, más en esta crisis. ¿Qué hace falta para conseguir poner en marcha la renta básica universal?… Que organizaciones nuevas como Bildu y movimientos como el 15-M, que ha tenido su importancia para remover alguna conciencia, se interesen y apoyen su puesta en marcha. En Alaska cuentan con una renta básica desde hace 30 años, financiada de una manera especial con el petróleo y otras medidas. Desde mi punto de vista, la iniciativa de Alaska no es exacto a lo que proponemos, pero sí ha conseguido que la distribución de la renta de Alaska haya sido muy diferente a los restantes 49 estados de la unión, de Estados Unidos. Los resultados son tan positivos que nadie se atreve a pedir que la renta básica se suprima. Un profesor universitario me decía que si alguien dice lo contrario, tendría que salir huyendo por el estrecho de Bering. En México DF pasa algo parecido con una pensión básica para los mayores de 68 años. La derecha se opuso hace ocho años, pero los resultados han sido tan positivos que ya nadie se atreve a retirarla. Sin duda, la renta básica permitiría un poder de negociación en distintos órdenes de la vida.
Imagen: Diagonal

domingo, 22 de enero de 2012

el saber hacer de los pueblos...

miserableslibertariosblogspot
Si pensamos en el conocimiento y la acción de un movimiento mundial como el de los indignados, pronto advertimos que hay problemas teóricos y prácticos considerablemente distintos a los que se plantean en la academia, en los partidos y los gobiernos. Teorías y prácticas que vienen “de abajo y a la izquierda” tienen la originalidad de criticar al poder cuando éste se siente distinto de la sociedad, y cuando se separa de la sociedad. Los nuevos movimientos del pueblo plantean una democracia que corresponda a las decisiones del pueblo, y que en caso de que se separe del pueblo dejará de ser democracia. Depauperados y excluidos, “indignados” y “ocupas” formulan teorías que contienen un gran respaldo empírico. Se trata de explicaciones y generalizaciones basadas en una gran cantidad de experiencias... conocimientos, artes y técnicas que corresponden al saber y al saber hacer de los pueblos... y toda la movilización empezó en las junglas de Chiapas con principios de inclusión y de diálogo. Vemos así que “desde abajo y a la izquierda” y desde las selvas tropicales surge un movimiento que no sólo lucha por defender los derechos de los pueblos indios sino por la emancipación de los seres humanos. Y ese movimiento universal en medio de sus diferencias vive problemas parecidos. Es más, encuentra soluciones parecidas para la creación de otro mundo y de otra cultura necesaria, a la que los pueblos de los Andes expresan como el bien vivir, “en que el vivir bien de unos no dependa del mal vivir de otros”. A esas aportaciones que de los indios de América vienen se añaden muchas más que corresponden a las experiencias de múltiples culturas e historias y que crean la historia universal de la lucha por la libertad, por la justicia y por la democracia, lema que levantó el movimiento zapatista y que anda por el mundo entero no como eco sino como las voces de un pensar y querer parecido. Y es en medio de la riqueza y novedad de esta movilización mundial como se captan una serie de reflexiones que vienen de abajo y a la izquierda: No pensar sólo en “qué hacer” sino en “cómo lo hacemos”; Precisar con quiénes “lo hacemos” en las distintas circunstancias; Rechazar terminantemente la lógica de la caridad y la lógica del paternalismo, pues ambas ocultan la manipulación (caridad y paternalismo son la cara buena de la cultura autoritaria); Dar los pasos necesarios para que el proyecto emancipador sea un proyecto realmente incluyente, y dé lugar a un trato respetuoso de las diferencias de raza, sexo, edad, preferencia sexual, religión, ideología, nivel educativo; Reconocer que en todos los grandes movimientos los pueblos no se inclinan por una revolución violenta sino por la ocupación pacífica y multitudinaria de la sociedad y de la tierra.
Fuente: lahaine

viernes, 20 de enero de 2012

una práctica de resistencia...

Cuando se le pregunta a La Vía Campesina sobre su concepto reivindicativo lo dicen rotundo y sin ánimo de despistar: no queremos más políticas agroalimentarias, para nada, lo que queremos es hacer y participar en las políticas agroalimentarias
También la propuesta de la Soberanía Alimentaria como construcción de otra forma de producir y consumir, es un ejemplo para otras propuestas pensadas para la creación de un mundo fuera del capitalismo. Hoy Soberanía Alimentaria camina de la mano del Decrecimiento, la Soberanía Energética, la monetaria  o el Buen Vivir... es también una respuesta que da esperanza a injusticias que no pueden esperar: hambre, crisis ecológica, pobreza rural, economías en crisis… un espacio físico de encuentro del pueblo militante y así lo dicen sus voces, «que no se atrevan a salvar nuestro mundo rural, ni a impedir que lo defendamos». Hacer Soberanía Alimentaria es finalmente una práctica de resistencia ―ni un campesino o campesina debe desaparecer― mientras se espera el cambio de modelo. Y por qué no, Soberanía Alimentaria es para muchas y muchos una utopía necesaria, que será realidad.

miércoles, 18 de enero de 2012

home...

Efectos del capitalismo sobre la fauna, la flora y nuestra calidad de vida
Producción francesa que ganó el premio al mejor documental en el  Festival de La Habana
Fuente: Unai Aranzadi en   lahaine

martes, 10 de enero de 2012

la resistencia asháninka...


Los ashaninkas son una de las tribus más pobladas de Sudamérica. Su hogar ocupa una amplia región que va desde el alto río Juruá, en Brasil, hasta la línea divisoria de aguas de los Andes peruanos. Durante más de un siglo, sin embargo, colonos, caucheros, madereros, empresas petroleras y las guerrillas maoístas han invadido sus tierras. Se piensa que los ashaninkas, tradicionalmente semi-nómadas, vivieron durante miles de años en la selva central de Perú. A finales del siglo XIX, algunos cruzaron la frontera hacia Brasil, después de que Perú concediera enormes extensiones de selva a empresas extranjeras para la extracción de caucho y el cultivo de plantaciones de café. Las comunidades comparten modos de vida, lengua y creencias. Como muchas otras tribus amazónicas, sus vidas tienen una profunda conexión con sus selvas, su hogar desde tiempos ancestrales… Las comunidades migran periódicamente a diferentes zonas para permitir que el bosque se regenere. La presa de Pakitzapango, que se planea construir en el corazón del valle del Ene de Perú, podría desplazar a unos 10,000 ashaninkas. "El río Ene es el alma de nuestros territorios: alimenta nuestros bosques, animales, plantas, semillas, y lo más importante: a nuestros hijos". A los ashaninkas no se los consultó inicialmente sobre la presa. Esto contraviene la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que determina que ningún proyecto de desarrollo se puede llevar a cabo en sus tierras sin su "consentimiento previo, libre e informado". Actualmente, el proyecto de la presa se encuentra paralizado. La suya sigue siendo una historia de resistencia, y a pesar de su sufrimiento, esta reciente victoria demuestra que los ashaninkas todavía se encuentran oponiendo resistencia a muchas fuerzas externas que siguen amenazándolos.
Imagen: ashaninkas
Indígenas ashaninkas luchan contra la extinción

domingo, 8 de enero de 2012

hijos del sol y del viento...


Aún vivimos en las esquinas
de la nada
entre el norte y el sur de las estaciones.

Seguimos durmiendo
abrazando almohadas de piedra
como nuestros padres.

Perseguimos las mismas nubes
y reposamos bajo la sombra de las acacias desnudas.

Nos bebemos el té a sorbos de fuego
caminamos descalzos para no espantar el silencio.

Y a lo lejos
en las laderas del espejismo
todavía miramos, como cada tarde
las puestas de sol en el mar.

Y la misma mujer que se detiene
sobre las atalayas del crepúsculo
en el centro del mapa nos saluda.
Nos saluda y se pierde
en los ojos de un niño que sonríe
desde el regazo de la eternidad.

Aún esperamos la aurora siguiente
para volver a comenzar.