sábado, 29 de diciembre de 2012

plazas silenciadas...


Integrados en la economía informal por falta de oportunidades, vendedores ambulantes, músicos y trabajadoras sexuales sufren la política de limpieza de espacios públicos que realiza el gobierno por medio de operativos policíacos, multas y reubicaciones… dos trabajadoras ambulantes defeñas coinciden en que se arriesgan a trabajar en la calle por necesidad económica y en denunciar la represión y los robos de los que son objeto por parte de las fuerzas policiales encargadas de los operativos. En México aumenta la población que se ocupa en el sector informal de la economía. Tres de cada diez personas obtienen sus ingresos en actividades informales y, por ende, no tienen acceso a un salario fijo ni a prestaciones de seguridad social, como atención médica. Sin embargo, las personas que subsisten de este tipo de empleo son borradas paulatinamente del mapa capitalino. Las plazas públicas más representativas de la ciudad han visto desaparecer los tianguis, que en algunos casos, han sido reinstalados en otros espacios. Laura tiene ocho años trabajando vendiendo ropa en la calle; ella señala que hoy en día se criminaliza a quien vende de manera ambulante, que el gobierno los reprime mucho y que existen pocas salidas. Cuando hay operativo, nos arrebatan las mercancía como si fuéramos delincuentes, y nos quieren llevar a la 50 (agencia del ministerio público), cuando lo único que hacemos es trabajar de forma digna, comenta. La mercancía decomisada es entregada 15 días después, previo pago de una multa, pero siempre está incompleta, acusa Laura, madre soltera de cuatro hijos. Tengo la necesidad de salir a torear, si no, no comemos, concluye la vendedora. A Monserrat la retiraron de la zona del centro donde vendía en 2007. Nos dijeron que nos quitarían de la calle por 15 días para descansar, y después de ese plazo nos dejarían instalarnos de nuevo, cosa que no pasó, señala. Pago renta, luz, comida, tengo familia. No nos dejan muchas alternativas para subsistir... La limpieza de las plazas públicas más representativas de la capital tuvo su último capítulo en la Plaza Garibaldi, también en el Centro Histórico del Distrito Federal, plaza famosa por ser un espacio de convivencia con música en vivo y consumo de alcohol. El discurso oficial es que se evitará la venta de alcohol adulterado, sin embargo, personas que se dedicaban a la venta de flores, o los personajes más representativos de la plaza, los mariachis, también sufren esta medida... algunos músicos señalan que ya no sacan ni la mitad de lo que ganaban hace unos días. Días después del operativo, la plaza Garibaldi luce vacía, fría y silenciosa, no hay gente conviviendo y el mariachi dejó la música para otra ocasión. 

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