jueves, 18 de octubre de 2012

para que los sueños caminen…

Somos compañeros y compañeras que conformamos el Espacio de Lucha Contra el Olvido y la Represión (ELCOR). Creemos sumamente importante rememorar la historia de los pueblos en lucha -aquella donde el pasado es presente para construir el futuro- para no permitir que la tierra regrese bajo control de gobernadores terratenientes, rancheros arrendatarios, militares y guardias blancas, como se caracterizó Chiapas durante siglos. “La historia de arriba” nada de esto nos ha relatado. Pretenden que entendamos que el despojo es una forma legal cuando bien sabemos que es mecanismo para regularizar tierra a favor de sus intereses como clase, defendidos además, por paramilitares. Lo que no saben es que luchamos contra el olvido y la represión, es decir, contra el sistema capitalista que impone un modo de vida que acaba con la vida misma, y contra un Estado liberal moderno que impone violencia, desprecio, cárcel, tortura y muerte expresada en sus leyes, partidos e instituciones. En cambio, los y las zapatistas nos han enseñado sobre y desde la historia a darle lugar a la memoria. Conocer el proceso de la recuperación de tierra por parte del EZLN es evocar un pasaje histórico que va de un sistema colonial representado en la hacienda, a la tierra recuperada, y así a la construcción de territorio autónomo anticapitalista, hoy representado en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas. Para nosotros y nosotras, luchar contra la desmemoria ha sido producto de caminar y escuchar a los hermanos y hermanas, y estar con el corazón abierto y atento a sus pronunciamientos. Hemos aprendido que desnudar la historia de agravios es visibilizar en retrospectiva a Chiapas para construir nuestros calendarios. Todo era condición histórica para el anclaje entre el colonialismo interno y el desarrollo del capitalismo dependiente/periférico. Desde hace casi treinta años, las decisiones económico-políticas que comenzaron a caracterizar a la “globalización imperial”, fueron estratégicas para llevar a cabo un ordenamiento territorial que permitiera la acumulación de capital en aquellos territorios habitados por pueblos indígenas que seguían resistiendo La insurrección campesino-indígena zapatista además de exigir tierra, reclamó trabajo, techo, salud, educación, alimentación, comunicación, paz, libertad, justicia, democracia e independencia. Se proponía la construcción de un sistema político que permitiera que la acción histórica colectiva mandara y hubiese quienes obedecieran a las mayorías. Veinte años después los sujetos emergentes que surgieron con el levantamiento del EZLN, mostrando el rostro de la dignidad caminando, ensayan una autonomía de facto y plantean que una verdadera reforma agraria sólo será posible si las relaciones de explotación y opresión desaparecen. Sólo así la consigna “Tierra y Libertad” se recontaría con la de justicia. Los y las zapatistas han defendido la tierra que hoy sigue viva por el sudor de los abuelos y abuelas que trabajaron en esas haciendas y la sangre de quienes dieron su vida para que los sueños los caminen otros y otras. Hoy nos toca caminar y defender esa tierra donde se construye otro mundo posible, la rebelión contra el olvido y por la memoria se expresaba en las geografías del sureste mexicano. Hoy para muchos y muchas de nosotros y nosotras la lucha zapatista del sureste mexicano está mostrando a los movimientos hoy llamados socioterritoriales, que confirmen cómo se pueden transformar las relaciones sociales y políticas del continente. Lo que era un territorio configurado por grandes latifundios de producción cafetalera, fincas ganaderas y monterías madereras y chicleras – basadas en relaciones de explotación y opresión, hoy son Caracoles Zapatistas, abrazados por comunidades que dibujan Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, donde se ensayan relaciones de reciprocidad, solidaridad y convivencialidad. Hoy estamos siendo testigos de que otro mundo es posible y si quieren conocerlo hace falta difundir la situación y sumarse desde cada geografía a la defensa de las geo-grafías zapatistas.
Chiapas, México 



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