lunes, 10 de septiembre de 2012

reivindicar desde el silencio…


Son muchas las formas y razones del exilio y del autoexilio. Políticos, económicos, culturales, internos; individuales y colectivos. Todos son dolorosos. Por eso lo emplean los poderosos como alternativa a la muerte inmediata contra los que obstaculizan su mordedura insaciable, contra la resistencia, contra quienes califican de sobrantes. Los indígenas que viven en la urbe, lejos de sus comunidades, desplazados por la miseria y el despojo, sufren su exilio mudo, son pupila desintegrada entre innumerables. Sandra Painelifu, mapuche de Neuquén y abogada, es parte de la Comisión de Juristas de Indígenas en la República Argentina. Ha puesto su profesión al servicio de la causa de distintos pueblos indígenas en Argentina y el extranjero. Ahora se dedica a defender a los indígenas 'de ciudad': En mi comunidad nos tocó defender la recuperación de una escuela que estaba asentada en nuestro espacio y el gobierno había cedido su administración a una congregación religiosa. Luego dimos la lucha para que la escuela promoviera nuestra cosmovisión ancestral y finalmente ganamos. Siempre cuestionan que incentivemos una educación intercultural, diciendo '¿Qué pueden enseñar los indígenas?' Para ellos -el Estado y sus extensiones- primero fuimos incapaces, analfabetos, brutos, salvajes. Y en la actualidad somos considerados ignorantes. Nos encontramos frente a distintos niveles de concientización como pueblos. Algunos salen de lo cotidiano y toman estado público. Hablo de los mapuche, guaraníes, aymaras, quichuas, collas, y el pueblo qom del que últimamente tenemos más noticias por la resistencia que están ofreciendo… En general los pueblos indígenas se caracterizan por reivindicar desde el silencio. Y ello tiene que ver con lo que ha significado la asimilación, la segregación, el despojo, el desarraigo. El territorio, en términos universales, no sólo es lo tangible sino donde estamos inmersos y lo que permite recrear la cosmovisión, la espiritualidad, la cultura y el ser persona. Es decir, la tierra para los indígenas es un concepto mucho más amplio que el puro valor económico que comporta; es aquello donde se puede realizar la vida en plenitud y se produce la interrelación entre los distintos elementos que están en la naturaleza donde el ser humano es un elemento más. 
Fuente: Rebelión
Imagen: Runa Kuti

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