lunes, 27 de agosto de 2012

como en la ilha das flores...


La alimentación es un derecho humano fundamental, sin el derecho a la alimentación es imposible pensar en que se puedan garantizar los demás derechos humanos. El derecho a alimentarse está directamente relacionado con el derecho al acceso a la tierra y a la soberanía alimentaria de los pueblos. El hambre es por lo tanto una violación sistemática a un derecho que debería ser garantizado por los Estados y la comunidad internacional a sus pueblos. Haber convertido los alimentos en un negocio y especular con ellos, imponer al mundo un modo de producción hegemónico, condicionar modelos de “desarrollo” basados en la exclusión y en las desigualdades regionales y de clase e imponer la dependencia alimentaria mediante tratados de libre comercio, nos da a entender que el hambre claramente también se planifica. Para el 2050, el cambio climático provocará que unos 24 millones de niños más padezcan hambre. Casi la mitad de estos niños viven en el África subsahariana… El hambre es el problema más fácil de solucionar que enfrenta el mundo hoy en día. Sin embargo no se soluciona, la acumulación capitalista genera explotación y desigualdades, conflictos, guerras, que finalmente se traducen en hambre. Se estima que haría falta una inversión de 44 mil millones de dólares anuales para erradicar el hambre en el mundo. Los estados gastan más de 30 veces esa cifra en armamento (1.340 mil millones de dólares). Por lo menos 60 mil millones de dólares es lo que, aproximadamente, costaron los juegos olímpicos de Pekín y Londres juntos. Se dice que lo único que hace falta para erradicar el hambre es voluntad política. Hace falta realmente un nuevo orden económico, social y político mundial que garantice el acceso a la tierra del campesinado, un modelo basado en la soberanía alimentaria, redistributivo, solidario, con mercados locales, orgánico, frugal, una renovada relación con la naturaleza que rescate al mundo de la voracidad de los negocios, de la especulación, la usura, la guerra y el hambre.
“El negocio del hambre”. César Jerez
Fuente: Prensa Rural

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