lunes, 23 de julio de 2012

subversión del tiempo…


Observando los movimientos del 2011 puede verse cómo han desarrollado una temporalidad específica. Estos movimientos muestran características nuevas, tanto en la definición de la temporalidad como en la determinación la propia colocación espacial. Surge la hipótesis de que “una ontología dinámica del ser social” pueda proponerse de forma original y radical. Lo que es interesante y nuevo en estas luchas no es su lentitud o velocidad, sino más bien la autonomía política con la que gestionan la propia temporalidad. Esto indica una enorme diferencia con los ritmos rígidos o histéricos de los movimientos alter-globales, que seguían los meetings de las cumbres gobernativas de principios de este siglo. La temporalidad es veloz o lenta, en la medida de la intensidad viral de comunicación de las ideas y de los deseos que, en cada caso, establecen síntesis singulares… las decisiones constituyentes de las acampadas se toman a través de construcciones complejas y negociaciones de conocimientos. No hay ningún líder o comité central que decida. El método deviene esencial, como lo es el discurso programático. Las luchas del 2011 han tenido lugar en sitios muy diversos y sus protagonistas tienen formas de vida muy diferentes… las prácticas, las estrategias y los objetivos, siendo diferentes, han sido capaces de conectarse y de combinar diversas luchas plurales en un proyecto singular, de crear un terreno común. El nexo de unión puede ser inicialmente lingüístico, cooperativo y basado en la red. Pero este lenguaje común se propaga rápidamente a través de procesos de decisión horizontales, lo que requiere una autonomía temporal. Esto comienza a menudo por pequeñas comunidades o barrios. Un verdadero pluralismo de las luchas emerge desde tradiciones diferentes y expresa diferentes objetivos combinados en una lógica federativa y cooperativa –a fin de crear un modelo de democracia constituyente en el que las diferencias sean capaces de interactuar y de construir nuevas instituciones –como decía Spinoza, desde abajo pero con gran potencia efectiva. Contra el capital global, contra la dictadura de las finanzas, contra los biopoderes que destruyen la tierra, y por un acceso libre y la autogestión del común. La próxima fase de los movimientos consistirá entonces no solo en vivir nuevas relaciones humanas, sino en participar desde abajo en la construcción de nuevas instituciones. Si hasta ahora habíamos construido la “política de la pluralidad” ahora debemos poner en marcha la “máquina ontológica” de la pluralidad misma.
Fuente: Rebelión

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