sábado, 16 de junio de 2012

calibán y la bruja…

Primero de todo quería entender por qué las mujeres todavía están discriminadas… Estaba interesada en demostrar que esta discriminación no estaba basada en la tradición, sino que de hecho es algo que había sido construido en las sociedades capitalistas. Dicho de otro modo, el patriarcado no es un legado del pasado sino más bien ha sido refundado por el capitalismo. Desarrollamos la idea de que en el capitalismo tienes una organización del trabajo que tiene dos componentes: la producción de mercancías y la de fuerza de trabajo para el mercado. Las mujeres llevan a cabo la producción de la fuerza de trabajo y la discriminación viene del hecho de que este trabajo se ha hecho invisible... En muchas sociedades, antes de los procesos de colonización, los hombres y las mujeres tenían tareas diferentes, y existía una división de las tareas. De hecho en muchas sociedades, por ejemplo en Nigeria, los hombres y las mujeres trabajaban en la agricultura y cada uno de ellos plantaba cosas diferentes y se organizaban de formas diferentes. Incluso hay casos en que los hombres y las mujeres utilizaban palabras propias. De esta manera no dependían de los hombres, tenían acceso a sus propias cosechas y las utilizaban para auto subsistir si era necesario. Así que el hecho de hacer tareas diferentes no significa que automáticamente deba implicar unos grados de poder diferentes, la cuestión es qué valores estaban asociados a estas diferencias. Tal como yo lo veo las diferencias no son el problema, el problema es la jerarquía. La jerarquía hace que las diferencias se vuelvan una fuente de discriminación, de devaluación y de subordinación. No es necesario construir una sociedad donde no haya diferencias, quizá podemos decidir que algunas diferencias son buenas. Lo que hace el capital en su primera fase de desarrollo es la acumulación de la clase trabajadora. Otro aspecto de la acumulación es la división, la acumulación de la división, que es el momento fundacional del racismo y del sexismo. El hecho de que el capitalismo pueda organizar diferentes regímenes de trabajo ha sido una de las armas más poderosas que ha utilizado para detener los procesos revolucionarios. Primero porque divide a la gente, segundo puede utilizar algunos grupos a los que delega poder. Por ejemplo a través del uso del salario el capitalismo ha podido ocultar muchas áreas de explotación, como el trabajo doméstico, y hacerlas aparecer como naturales. La construcción ideológica de las diferencias está estrechamente relacionada a través de la construcción material. Así se crean diferentes formas de invisibilidades, dividiendo a la gente y para poder utilizarlas unas contra otras. La habilidad del capitalismo de externalizar y dividir el trabajo ha sido muy grande. Si tomamos un ordenador por ejemplo, no sabes qué cantidad de trabajo y de qué tipo se ha hecho para construirlo. En un ordenador hay mucho trabajo manual que se ha hecho en el Congo para excavar las minas, sacar el litio, etc. Esta es la división del trabajo, esta es la construcción de las diferencias.
Fuente: Rebelión

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