domingo, 8 de enero de 2012

hijos del sol y del viento...


Aún vivimos en las esquinas
de la nada
entre el norte y el sur de las estaciones.

Seguimos durmiendo
abrazando almohadas de piedra
como nuestros padres.

Perseguimos las mismas nubes
y reposamos bajo la sombra de las acacias desnudas.

Nos bebemos el té a sorbos de fuego
caminamos descalzos para no espantar el silencio.

Y a lo lejos
en las laderas del espejismo
todavía miramos, como cada tarde
las puestas de sol en el mar.

Y la misma mujer que se detiene
sobre las atalayas del crepúsculo
en el centro del mapa nos saluda.
Nos saluda y se pierde
en los ojos de un niño que sonríe
desde el regazo de la eternidad.

Aún esperamos la aurora siguiente
para volver a comenzar.

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