miércoles, 13 de julio de 2011

rumor de olas...

Hubo un lugar y un espacio en el tiempo, en el que una hermosa caracola a la deriva, quedó preñada por un océano de dudas profundo e ingobernable y concibió en el fondo espiral e infinito de su ser; todo el universo conocido. Aquél océano, por las dudas se evaporó lentamente, dejando tras de sí un mar de incertidumbre. La caracola, exhausta tras el parto, quedó varada sobre la fina arena de una playa de ensueño y allí, en la orilla, abandonada a su suerte; entregó un último aliento en forma de suspiro. Será por esto que las caracolas custodian en su interior un antiguo rumor de olas...
 A contratiempo
[...]Qué lástima que el pulso de la vida,
contigo irremisible se ha cebado,
no hay nada como un poco de aire fresco,
después de un elixir envenenado
y un curioso interés en saber porqué.
Tendrás que decidir de hoy para mañana,
dejar pasar la luz que aguarda en tu ventana.
Verás que sin razón te diste una patada,
no pierdas la ilusión, ni un ápice de nada
y un curioso interés sin saber porqué.
Sabemos que no queda más remedio,
fracasos, zancadillas a porrones,
si vieras más o menos el promedio
del club de solitarios corazones.
Se trata de flotar sin marearse,
confiarse por la ruta de la seda,
la única más corta que nos queda,
el tren del que algún día hay que bajarse
y un curioso interés en saber porqué.
Porque será que así, la vida se hace un bruño,
las horas de placer se aferran como un puño.
Habrá que adivinar la ruta y el destino,
siniestro caminar y a veces no hay camino
y un curioso interés en saber porqué
Javier Bergia

No hay comentarios:

Publicar un comentario